El nuevo hogar elegido fue Anchorage, Alaska. Allí reincidió en el robo y estuvo tras las rejas cinco años. En prisión se le diagnosticó un trastorno bipolar.
Sin embargo, al salir su vida cambió drásticamente. Se convirtió en un afamado cazador, que obtuvo varios trofeos, lo que le dio mucho prestigio a nivel local. La gente ignoraba que este singular hombre bajito y fervoroso padre de familia era en realidad un asesino de bailarinas y prostitutas.
Sin embargo, al salir su vida cambió drásticamente. Se convirtió en un afamado cazador, que obtuvo varios trofeos, lo que le dio mucho prestigio a nivel local. La gente ignoraba que este singular hombre bajito y fervoroso padre de familia era en realidad un asesino de bailarinas y prostitutas.
Con la colaboración del FBI y las pistas de una víctima que logró escapar dieron con el paradero de Hansen. Acorralado confesó los crímenes y negoció su estadía en prisión. Su modus operandis era contratar los servicios de una meretriz y luego amenazarla con un arma para violarla hasta el cansancio en una casa perdida en medio de los nevados bosques de la región. Su voluntad final era soltarlas y cazarlas con un cuchillo o con escopeta cual animal. La justicia lo declaró culpable de cuatro homicidios sobre los que Hansen aportó datos a cambio de poder permanecer en una prisión federal y fue sentenciado a 461 años de cárcel sin derecho a libertad condicional. Se estima que en verdad el total de víctimas podría superar la decena. Aún hoy hay cuerpos sin identificificar.
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